Hubo un tiempo en que leer era un lujo. Solo los ricos podían hacerlo. Ahora vivimos en tiempos en los que leer es casi cualquier cosa como lo es tomar un vaso de agua en la mañana. Esa generalidad nos ha forjado una relación menos trascendental con las letras. La publicidad de las paredes, el celular, la ruta para tomar el bus, cada cosa a nuestro paso está decorada con un letrero...