Simón Narciso de Jesús Carreño Rodríguez
La estrella de la Ilustración venezolana. Tutor de Simón Bolívar y Andrés Bello
No es cierto que mi educación fue muy descuidada, puesto que mi madre y mis tutores hicieron cuanto era posible por que yo aprendiese: me buscaron maestros de primer orden en mi país. Robinson [Simón Rodríguez], que Vd. conoce, fue mi maestro de primeras letras y gramática; de bellas letras y geografía, nuestro famoso Bello; se puso una academia de matemáticas sólo para mí por el padre Andújar, que estimó mucho el barón de Humboldt… Todavía muy niño, quizá sin poder aprender, se me dieron lecciones de esgrima, de baile y de equitación.
¿Se acuerda Vd. cuando fuimos juntos al Monte Sacro en Roma a jurar sobre aquella tierra santa la libertad de la patria? Ciertamente no habrá Vd. olvidado aquel día de eterna gloria para nosotros, día que anticipó, por decirlo así, un juramento profético a la misma esperanza que no debíamos tener.
Vd. formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso … No puede Vd. figurarse cuán hondamente se han grabado en mi corazón las lecciones que Vd. me ha dado.
En el mismo año de la muerte de su esposa Bolívar zarpó hacia España en octubre de 1803 y llegó a Cádiz hacia finales de año. Hacia mediados de agosto de 1804 se encontraba en París. Allí reencuentra a su antiguo maestro Simón Rodríguez.