Al señor Alejandro de Humboldt.

Muy señor mío y respetable amigo: Mr. Bollmann, que parte mañana para Europa, ha querido encargarse con placer de estas letras que llevarán a Vd. la expresión de mi recuerdo, de mi afecto y de mi consideración. El barón de Humboldt estará siempre con los días de la América presente en el corazón de los justos apre­ciadores de un grande hombre, que con sus ojos la ha arrancado de la ignorancia y con su pluma la ha pintado tan bella como su propia naturaleza. Pero no son estos los solos títulos que Vd. tiene a los sufragios de nosotros los americanos. Los rasgos de su ca­rácter moral, las eminentes cualidades de su carácter generoso tienen una especie de existencia entre nosotros; siempre los esta­mos mirando con encanto. Yo, por lo menos, al contemplar cada uno de los vestigios que recuerdan los pasos de Vd. en Colombia, me siento arrebatado de las más poderosas impresiones. Así, esti­mable amigo, reciba Vd. los cordiales testimonios de quien ha tenido el honor de respetar su nombre antes de conocerlo, y de amarlo cuando le vio en París y Roma.

Soy de Vd. con la mayor consideración y respeto, su más obe­diente servidor q. b. s. m.

BOLÍVAR.

10 de noviembre 1821